5 mensajes de Cruella para el mundo

¿Cruella es una villana porque perdió la razón? No lo creo. Te compartimos 5 mensajes que Cruella le ha dejado al mundo para la posteridad. Ya es hora de hacer una lectura más profunda de los personajes, puesto que a una mujer fuerte, sincera, brillante y que sabe lo que quiere, no deberían llamarla loca o malvada, y ella tampoco tendría que sentirse así.

Atreverse a ser diferente, querer ser amada y buscar ser alguien en la vida, definitivamente no es sinónimo de enfermedad mental. 

No importa quien seas y como te sientas hoy, en Plumbagos te compartimos estos 5 mensajes de Cruella para que te animes y empoderes:

1.- Cruella no tiene nada de malo sentirse y saberse maravillosa

El primer mensaje de Cruella para el mundo es que reconocer nuestras fortalezas no suele ser positivo, la sociedad lo percibe como egoísmo y vanidad, a tal grado que millones de personas en el mundo son forzadas a mostrar un carácter más débil o sumiso para encajar, evitar conflictos, perder empleos o a sus seres queridos. 

Al crecer nos enseñan de forma inconsciente que destacar es malo, por ejemplo: Sacar buenas calificaciones te hace nerd, vestirte diferente te convierte en raro. Hasta que finalmente destacar demasiado del resto, te lleva al exilio social. Nuestras relaciones humanas no están diseñadas para facilitar el cambio o integrar lo diferente.

En voz del personaje encarnado por Emma Stone: “¡Nací siendo brillante, malvada y un poco loca!”. Cruella nació siendo brillante y maravillosa, pero hasta ella ha tenido que ponerse adjetivos como malvada y un poco loca, malvada por tomar justicia por su propia mano y loca por no agachar la cabeza ante nadie.

A las niñas, adolescentes y mujeres adultas necesitamos decirles y recordarles que no son locas o malvadas por quererse a sí mismas o exigir que se haga justicia, su voz debe y merece ser tomada en cuenta.

2.- Cruella nos enseña que la lealtad se gana

El segundo mensaje es que en este mundo existen muchas personas que piensan que la lealtad debe ser incondicional y que un perro no debe morder la mano de quien le da de comer. Pero, veámoslo de otro modo, que tal si la persona que le da de comer al perro, le pega, lo insulta y abandona constantemente, entonces ¿debería el perro aguantar?

Por supuesto que no, una vieja relación de amistad, familiar o profesional que en el pasado haya funcionado de maravilla, no justifica desigualdad en el presente o a futuro. La lealtad debe ser recíproca y constante en las relaciones humanas. Lo único realmente cuestionable o para desaprobar del personaje de Cruella fue la falta de tacto que tuvo en la segunda mitad del largometraje hacía Horacio y Gaspar, porque, vuelvo a repetir, la lealtad se gana.

No podemos esperar que nuestra familia o amigos estén con nosotros a pesar de nuestros errores o de haberlos lastimado, y tampoco podemos esperar que nuestros seres queridos no cuestionen las decisiones que pueden ser perjudiciales para terceros o para nosotros mismos, de lo contrario no estamos aspirando a tener una relación constructiva, sino una relación de poder con quienes nos rodean. Si nos enoja o enfada que nos digan nuestras verdades, o que el otro no piense como deseamos, no estamos abiertos a establecer un vínculo, porque deseamos subordinación. 

Aplaudo que Horacio y Gaspar cuestionaron a Cruella, pero también aplaudo la decisión de los guionistas de permitir que ella estableciera un nuevo vínculo con su familia y amigos, como ella misma y no como Estela. Y ahí sí estamos hablando de una relación que no busca controlar al otro, porque Horacio y Gaspar la aceptaron como realmente es, a pesar de que Cruella como Estela, fuese más fácil de tratar.

Sin control y con sinceridad se construyen las mejores relaciones humanas.

3.- Exigir justicia puede llevarte a la locura

El tercer mensaje es que el enojo y la frustración muchas veces son cara de la misma moneda. La frustración de no poder hacer frente a la injusticia desestabiliza. En consecuencia, cuando una persona intenta hacer justicia por su propia mano, sin importar las razones, será catalogado como un loco.

Un loco que se atreve a exigir una mejor calidad de vida, de oportunidades para seguir adelante, amor o buen trato. Es un loco porque se atreve a reclamar lo que la sociedad no le quiere brindar, aunque es su derecho tenerlo. No los llaman locos por exigir justicia, sino por el atrevimiento a quererse, pensarse y aceptarse diferente y a gritar a los cuatro vientos, que no hay razón para agachar la cabeza o tener miedo a las represalias.

Es verdad, la frustración puede llevarte a tomar justicia por tu propia mano, pero la locura jamás, la locura está más allá del bien y del mal. 

4.- Ser honesto puede convertirte en villano

El cuarto mensaje de Cruella para el mundo es que nadie que denuncie lo que está mal en la sociedad y se rehuse a aceptar un mal trato, es un villano. Al contrario, falta más valentía para hablar con honestidad de lo que no funciona. Diría mi abuela, que en paz descanse: No hay mal que dure 100 años, ni pendejo que lo aguante.

Villanía es oprimir con desaprobación y rechazo a quien viene abrir los ojos a los demás. A quién denuncia y no se deja maltratar. Si la verdad te incomoda es que en el fondo tampoco estás feliz con ella. 

Acusamos a las personas de tener poco filtro o tacto y rechazamos a aquellas que van por sus sueños. Son los esquemas cerrados y controladores, los que buscarán señalar de villanos a los agentes de cambio. Los califican de revoltosos y difícil trato, para no perder el poder del orden preestablecido. 

Con esto no quiero decir que la maldad no exista, porque lo hace. Pero no puedes comparar a un asesino serial con una persona que no se deja manipular y desea salir del molde.

5.- La franqueza no es locura

El último y quinto mensaje de Cruella para el mundo es que la sociedad a través de sus medios de comunicación insistirá en que permanezca el orden o los estatutos establecidos. Será una lucha constante de poder entre lo que debe ser normal y lo que no. Por eso, cuando alguien quiere vivir fuera de los estándares y sin prejuicios, será señalado como un loco. No es sorpresa que al exceso de libertad y al pensamiento propio se le acusara de locura. 

En días recientes tuve la mala fortuna de leer que a través de personajes como el Joker, Harley Queen y ahora Cruella Devil, se tiende a magnificar o idealizar la locura. Es triste tener una lectura así de simplista en tres personajes completamente diferentes, que probablemente serían diagnosticados de diferente forma: sociópata, síndrome de Estocolmo y personalidad límite. En Plumbagos no buscamos analizar a cada uno, pero sí resaltar que ser franca y brutalmente honesta, no es sinónimo de locura.

El personaje de Cruella es consciente, capaz y analítico. Su único delito fue cargar con el dolor de haber perdido a su madre y creerse culpable. Por años mantuvo oculta su verdadera personalidad por el temor de lastimar a los demás y la búsqueda del collar es su misión para recuperar su identidad, de aferrarse a un sentimiento de amor y comprensión. En el proceso se reta a sí misma a enfrentar su falta de amor y el rechazo que el mundo exterior le mostró. Cruella vive el rechazo de su madre biológica día con día por la sociedad, por ser diferente, pobre y por tener aspiraciones y atreverse a soñar.

Cruella es rechazada y juzgada como Estela, sólo encontró refugio en su madre adoptiva, Gaspar y Horacio, pero como Cruella es capaz de transformar ese dolor, soledad y rabia en arte, en fuerza para salir adelante. Ser una mujer brillante y creativa, simplemente ser ella misma, no la convierte en loca. 

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