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Sputnik: Extraño pasajero, 3 aciertos detrás de la película

Película original de Netflix

Sputnik

1983, Kazajistán soviética: una pequeña cápsula tripulada por dos astronautas rusos cae en medio de este país dominado por la Unión Soviética. Sputnik: Extraño pasajero (2020) –como fue nombrada en países de habla hispana- retrata uno de los lados más conocidos de los ideales de la URSS, la carrera tecnológica a la que tuvo que someterse durante la Guerra Fría, ese conflicto ideológico y tecnológico contra Estados Unidos.

Sputnik es una película hecha por rusos y que refleja de manera muy fiel las maneras en la que la población soviética estaba sometida bajo un régimen militar, orgullosos de sus progresos científicos y tecnológicos y entre estos está indudablemente la manía por mandar al espacio naves tripuladas, satélites artificiales y claro, una carrera armamentista que tensó las relaciones con Estados Unidos durante casi medio siglo. 

Aquí en Plumbagos te contamos 3 aciertos tecnológicos que hay detrás de esta producción rusa, una película que muchos han señalado como una respuesta tardía a la franquicia estadounidense Alien (1979) de Ridely Scott, así como para muchos Solaris (1972) lo fue en su momento una respuesta para 2001: Odisea del espacio (1968).

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La carrera tecnológica entre la Unión Soviética y Estados Unidos

Todos conocemos el enfrentamiento no armado al que la Unión Soviética y Estados Unidos se entregaron de 1947 a 1991: la Guerra Fría. Sputnik: Extraño pasajero se inserta en esta temporalidad pues vemos al comienzo de la película que, durante 1983, un aterrizaje forzoso con dos camaradas astronautas llega a la Tierra trayendo consigo un tercer pasajero, una especie de organismo simbiótico o parasitario que vive dentro del único de los dos sobrevivientes.

Durante estos años que duró la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética fueron los máximos exponentes de los avances militares, científicos y tecnológicos y para ellos la premisa siempre fue hacer lo que todas las naciones anhelaban: mandar a personas vivas al espacio. Recordemos, con un poco de tristeza, el caso de la Laika, el primer ser vivo mandado al espacio por los rusos en el año de 1957 a bordo del Sputnik 2.

El nombre Sputnik es una derivación de una serie de naves enviadas al espacio y significa en ruso “satélite” (habrá que investigar la coincidencia con el nombre de la vacuna contra la COVID-19). En 1957, siendo esta la primera nave en ser enviada con éxito al espacio, inclinó la balanza hacia la URSS, mientras que Estados Unidos estaba aún preparando una serie de expediciones conocidas como Apolo

De esto iba dicha carrera tecnológica, ambas naciones rivales intentaban intimidar la una a la otra sin llegar al conflicto armado, pero demostrando siempre la superioridad tecnológica tales como armas, naves de propulsión y avances en medicina. 

Sputnik: Extraño pasajero termina siendo en todos sus propósitos una excelente película que podría competir directamente con esos filmes de clasificación B que Estados Unidos otorga a sus películas. Es una película con una fotografía fenomenal, una historia construida de manera sólida y escenas dignas de comparación con algunos clásicos del género de terror espacial y la ciencia ficción.

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Sputnik y el extraño pasajero

Después de un aterrizaje forzado, causado por un desconocido accidente, uno de los dos astronautas sobrevive al impacto de la cápsula espacial. Pero dentro, sin que nadie lo note en el momento, hay un tercer pasajero. Sputnik: Extraño pasajero está claramente influenciada por filmes como Alien (1979), donde un extraño organismo se aloja en el cuerpo de un huésped. Aunque en Alien, el organismo al ser expulsado mata al huésped y esto es una característica primaria de los organismos parasitarios: alimentarse a costa del huésped y una vez que se ha desarrollado se retira de este provocando su muerte o contaminación. 

Contrariamente, el organismo extraterrestre que Sputnik: Extraño pasajero nos ofrece se trata de un simbionte. Estos organismos se alojan en un huésped, pero casi siempre viven a costa de ellos a cambio de otorgar nutrientes y otras características biológicas benéficas para dicho huésped. Así es como este organismo del espacio exterior se aloja en el cuerpo de Konstantin Veshnyakov, el astronauta que sobrevivió.

La criatura alojada en su cuerpo necesita alimentarse, pero no exactamente de carne y sangre, sino de cortisol, una sustancia producida por el cuerpo como respuesta ante niveles altos de miedo en el cuerpo humano, pero para ello tiene que extraerlo, debe desmembrar y desangrar el cuerpo, todo esto mientras la criatura provoca miedo en sus víctimas: criminales de alta calaña. 

Tanto Konstantin como la criatura comparten un vínculo psicológico y podríamos sugerir que se trata de una especie de simbionte que está obligado a sobrevivir a expensas del camarada astronauta. Otro ejemplo cinematográfico donde se retrata esta cualidad de un ser extraterrestre simbionte y un humano lo podemos encontrar en una de las producciones de Marvel: Venom (2018). Venom es una criatura que se aloja en el cuerpo de Eddie Brock (Tom Hardy) y no puede vivir sin su huésped y por ello otorga una fuerza sobrehumana y otras habilidades sorprendentes.

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Experimentos secretos

Durante la segunda mitad del siglo XX, teorías conspirativas pululan en algunos rincones del mundo. La Alemania nazi fue uno de los casos más conocidos, al igual que algunas notas que indicaban en Estados Unidos se realizaban macabros experimentos biológicos usando como sujetos de prueba tanto a humanos como animales. El organismo militar de cada nación parece ser la constante en el meollo del asunto. En Sputnik: Extraño pasajero veremos de igual manera que los militares son quienes parecen estar ocultando información a los medios de comunicación y al mismo gobierno soviético.  

Notaremos los peligros que existen cuando una institución militar goza de mucha autonomía del gobierno. El camarada coronel Semiradov oculta información sobre los progresos de recuperación del astronauta Konstantin Veshnyakov, quien alberga en su cuerpo un organismo extraterrestre. Las intenciones del general es lograr manipular al peligroso alienígena y utilizarlo posteriormente como una letal arma contra los enemigos.

Algunos de los más raros experimentos que se llevaron a cabo en la Rusia soviética son los radios cerebrales, el famoso topo de combate y las armas climáticas. El primero de estos experimentos trataba sobre utilizar la telepatía como medio de comunicación a larga distancia. Ondas de baja frecuencia y perros fueron utilizados como sujetos de prueba donde se le indicaba a los caninos a reaccionar de determinada manera dependiendo el tipo de onda enviada. El proyecto fue abandonado por los escasos resultados que se dieron.

En la película Sputnik: Extraño pasajero, Konstantin obtiene la habilidad de establecer un contacto mental con la criatura extraterrestre, a larga distancia. El segundo de estos experimentos se trataba de un arma perforadora infra terrestre que pudiera destruir bases militares enemigas subterráneas. Sin embargo, existía la dificultad de poder controlar dicha arma, científicos soviéticos alegaban que el magnetismo de la Tierra y la rudimentaria tecnología de ese entonces fue impedimento para continuar. 

El tercer experimento, las armas climáticas, fue una respuesta soviética ante los similares experimentos que se estaban llevando en Estados Unidos para controlar el clima. Finalmente, la ONU, en 1977, prohibió el uso del clima como arma por lo impredecible de su manipulación. Actualmente hay al menos media docena de filmes que retratan las terribles consecuencias de jugar a Dios, como lo dice la jerga scify

*Alerta de spoiler*

Un disparo suicida bastó para terminar el potencial peligro que se escondía detrás de la criatura extraterrestre que el camarada Konstantin albergaba en su interior. Los militares soviéticos estaban dispuestos a sacrificar una gran cantidad de humanos para llevar a cabo su cometido. Frustrados sus propósitos y gracias a Tatyana Klimova, neuro-científica y la voluntad de Konstantin por evitar hacer daño a la humanidad, se puso fin a tan descabellado experimento.

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