Tania Moctezuma 
La recién estrenada serie de Madre solo hay dos nos ha sorprendido con su calidad y excelentes actuaciones y no es de extrañar que se encuentra entre los primeros lugares de las preferencias de Netflix, protagonizada por Ludwika Paleta y Paulina Goto en los personajes de Ana y Mariana, aborda temáticas como el empoderamiento femenino, las diferentes visiones de la maternidad, el amor y la lealtad.
Por ello, hoy queremos darte tres razones por las que Madre solo hay dos es una de las mejores series mexicanas de los últimos años.
1.- Cero cliché
Estamos cansados de todas las series y películas mexicanas que solo pueden retratar a un México alburero y grosero, también de los mismos chistes y argumentos sobre la inseguridad, violencia y narcotráfico. Afortunadamente Madre solo hay dos le da un giro a todo esto y nos presenta un argumento novedoso, en el que a causa del intercambio de sus bebés recién nacidas, Ana (una ejecutiva empoderada y mamá controladora) y Mariana ( una estudiante soñadora y de mente abierta) deben enfrentar una de las peores situaciones que una familia podría experimentar, regresar a la bebita que criaron durante meses creyendo que era su hija biológica, y que por supuesto, en un nivel racional y emocional, es su hija.
En medio de este torbellino de emociones, ambas deben decidir qué es lo mejor para sus hijas y para ellas, pues como es costumbre, cuando la vida te da una sorpresa, decide darte dos o tres extras. ¡Ojo! La serie va evolucionando, al igual que cada personaje, en cada capítulo también se nota un avance en la producción.
2.- El regreso de Ludwika Paleta y el ascenso de Paulina Goto
Qué bárbara fue la interpretación de Ludwika Paleta, se nota la experiencia y que esta serie no sería la misma sin ella en el rol protagónico. No hay un momento en el que dudes de la veracidad de los sentimientos de su personaje y a pesar de que toma decisiones fuera de lo común para la sociedad mexicana, puedes sentir una tremenda empatía por sus errores.
Cada lágrima y escena de sufrimiento, incluso de alegría, son merecedoras de un premio. Como era de esperarse Ludwika le da fuerza y sensibilidad a la serie, mientras que Paulina le aporta frescura e inocencia. Es una combinación peculiar, porque el casting en esta ocasión, es una pieza clave. Además, la actuación de Martín Altomaro como Juan Carlos el esposo de Ana también es muy acertado.
3.- El guión y la producción en Madre solo hay dos
Fue creada por la escritora y productora mexicana Carolina Rivera, responsable de Jane the virgin (2014- 2019) y dato curioso, es la madre de la cantante Ximena Sariñana, fue precisamente cuando su hija se convirtió en mamá cuando se inspiró en escribir la serie. Así como Ana y Mariana aprenden una de la otra, Carolina y Ximena compartieron su visión de la maternidad y aprendieron una de la otra.
Cabe mencionar que Rivera también colaboró con su esposo Fernando Sariñana, un director, guionista y productor mexicano. Para que se den una idea de la trayectoria de este señor, él fue productor de Todo el poder (2000, Amar te duele (2202), Niñas mal (2007) entre otras series y películas.
Los detalles y las escenografías están perfectamente cuidados, pero lo que más les va a gustar es la forma de pasar de una escena a otra y darle continuidad a lo que estaba pasando, algunas veces será cómica, otras será muy atinado, lo que podrán notar es el gran trabajo y cuidado que el guión de Madre solo hay dos tiene detrás.
Como crítica constructiva, hay un momento de la serie en el que la situación o el conflicto del intercambio de bebés queda en segundo plano, para dar prioridad a que las protagonistas experimentan como mujeres independientes a su rol de madres; sin embargo, esto tiene todo el sentido del mundo, pues nadie renuncia a ser mujer cuando se convierte en mamá.
En esta ocasión, no te invitamos a ver el trailer, mejor te invitamos a que vayas directo a Netflix y mires Madre solo hay dos.
Bonus track: Como era de imaginarse, la música de Madre solo hay dos está a cargo de Ximena Sariñana, Dan Zlotnik y Camilo Froideval.
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